Los diez comportamientos de los jefes que más irritan a los trabajadores

El CEF (Centro de Estudios Financieros) ha realizado un estudio para conocer los comportamientos de los jefes que más irritan a sus colaboradores. Para ello, durante los meses de febrero y marzo de 2007, envió a través de su plataforma de tele formación una encuesta que fue contestada por 3.178 personas. Este estudio ha sido dirigido por Ángel Fernández Muñoz, psicólogo y profesor del Master en Dirección de Recursos Humanos del CEF.

La encuesta sobre la que se ha basado este informe ofrecía a los encuestados una lista de 34 posibles comportamientos de los jefes que pueden irritar a sus colaboradores, de los que se les pidió que señalaran hasta 10. Los encuestados fueron requeridos para señalar aquellos rasgos específicos del comportamiento de su jefe inmediato que más les irritan.

LOS RESULTADOS

Los diez comportamientos de los jefes que más irritan son:

1º. No comunica con claridad los objetivos (46%).
2º. No motiva (44%).
3º. No comunica bien (32%).
4º. No escucha (32%).
5º. No lidera, sino que manda (32%).
6º. No enseña, no forma (31%).
7º. Se contradice con frecuencia (31%).
8º. Incompetencia directiva (29%).
9º. No gestiona bien su tiempo y el de sus colaboradores (28%).
10º. Se estresa con frecuencia (27%).

En el lado opuesto, los cinco defectos menos señalados son:

1º. "No es asertivo" (9%).
2º. "Es distante y altanero" (12%).
3º. "Es un roba medallas (14%),
4º. "No se implica" (14%).
5º. "Es lento en tomar decisiones" (16%).

Objetivo.
El objetivo principal de este estudio es dar a conocer a los directivos cuáles son los comportamientos que más irritan a sus colaboradores. Según Ángel Fernández Muñoz, “Para que hagan un examen de conciencia con el fin de erradicar esos comportamientos. Sus colaboradores se lo agradecerán. Y su empresa saldrá ganando”.

Para los responsables del CEF, sin embargo, el mensaje final de este estudio es optimista, ya que los comportamientos pueden modificarse. En palabras de Fernández Muñoz, “Para ello, es preciso reconocer previamente la necesidad de dicha modificación. Y, antes aún, saber qué comportamientos resultan irritantes para los colaboradores propios. Todos estos comportamientos de los jefes, además de irritantes, son una polilla que va minando la rentabilidad de las empresas. Porque esos comportamientos no son inocuos, sino que merman el rendimiento de sus subordinados. Por lo tanto, bien podemos calificarlas de toxinas organizativas`, que se van esparciendo y prosperando en la organización. ¿Resultado? Intoxicación colectiva.”

Fuente: www.cef.es

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